El engaño y la violencia forman parte de una degradación de
seres humanos que se ha incrementado en el siglo XXI, la trata de personas se
percibe como una esclavitud de personas que buscaban sueños y no comprendieron
la tragedia de sus pasos al aceptar falsas promesas de éxito.
La Organización
de las Naciones Unidas (ONU) estima que en el mundo el valor total del mercado
de explotación de seres humanos es de 32.000 millones de dólares, y cada año,
entre 800.000 y 900.000 personas son objeto de trata, situándose este engaño en
el tercer lugar entre los negocios ilícitos más lucrativos, tras el tráfico de
drogas y de armas.
¿Entonces, qué
hacer ante este panorama? Instituciones públicas, entidades internacionales, organizaciones
no gubernamentales, empresas privadas y personajes de diferentes ámbitos han
señalado su repudio y alerta para minimizar el impacto de esta violencia.
Esas
cifras no revelan la verdadera situación de las víctimas de este flagelo, donde
los involucrados pierden todo para estar a merced de explotadores que
encuentran un mercado partícipe en estas transacciones. Esclavitud en el
trabajo, explotación de niñas y niños, mujeres dedicadas a la prostitución y la
violencia sexual, a quienes se les quitan sus derechos y sus pertenencias
personales, perdiendo su identidad y muchas veces sobreviviendo en condiciones
miserables.
Prevención, educación, mantenerse alerta y la denuncia
constante forman parte de lo que las familias y las instituciones debemos hacer
de manera constante. Se debe trabajar
por alcanzar los sueños, no pensar que lo fácil es un camino seguro… no ser
confiado con lo desconocido, no pensar que otros pueden ser dueños de nuestros
destinos y nuestras vidas…
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